En el número de Mayo de la revista Foco Sur, que cumple veinte años acercando la información social, política y también ambiental de la provincia de Almería, Sostenibilidad a Medida tiene la oportunidad de hablar sobre sostenibilidad en torno al modelo agrícola de Almería. En este caso se trata del uso de envases para los productos hortofrutícolas y viene a mostrar una comparativa desde un triple enfoque: ambiental, sanitario y económico.

Este es el recorte:Economía Circular, Agricultura Sostenible, Circular Economy

Y aquí tenéis el texto completo:

Forma parte de mi modo de entender el mundo, analizar las actividades desde el prisma que supone buscar su equilibrio entre sus aspectos económicos y los impactos sociales y ambientales derivados de su puesta en práctica, lo que se conoce como sostenibilidad. Y me es imposible no trasladarla al principal sector económico de la provincia de Almería, abordando algunos de los aspectos con mayor influencia dentro del desempeño en sostenibilidad del sector agrícola.

Hace unas semanas asistí a la jornada Envases y embalajes como factores de rentabilidad y sostenibilidad del sector hortofrutícola español organizada por COEXPHAL. A priori, además de interesante por abordar algunos análisis realizados desde la óptica económica, social y ambiental, prometía servir para entender algunas de las cuestiones en torno a la logística y distribución de los productos hortofrutícolas que no parecen estar en sintonía con la sostenibilidad.

Comparativa de análisis de ciclo de vida de los envases

En primer lugar se mostró el estudio desde la perspectiva ambiental, reuniendo fundamentalmente diferentes Análisis de Ciclo de Vida realizados para los envases de cartón y plástico mas corrientes y comparando los estudios teniendo en cuenta el número de parámetros usados para el análisis de ciclo de vida. Encontraron que un elemento fundamental es el número de veces que es reutilizado el envase de plástico, asumiendo que los de cartón son de un solo uso, de tal forma que sólo con estimaciones por encima de 100 usos el plástico tenía menor impacto ambiental. Sin embargo, según datos reales, actualmente el número de veces oscila entre las 20 y las 50, siendo difícil que supere esta cifra. Además, influía el factor distancia, debido a la necesidad de recuperar los envases, que deben ser transportados de vuelta, por lo que para largas distancias la huella de carbono generada en ese desplazamiento incluso supera a la generada en el tratamiento del cartón como residuo.

De esta forma de las diez categorías contempladas, en siete de ellas el envase de cartón es óptimo frente al envase de plástico, pero que es que en las tres restantes en función del factor distancia, la optimización en la carga y el número de veces que sea reutilizado el envase de plástico, los resultados cambian. Por tanto, desde la óptica ambiental, según estos los estudios de ACV consultados, el uso de envases de cartón genera menor impacto ambiental que el uso de envases de plástico.

Comparativa de aspectos higiénico/sanitarios

Uno de los prejuicios que señalábamos antes con los que acudimos a estas jornadas era precisamente que se usaban los envases de plástico preferentemente frente a los envases de cartón por la mayor facilidad para ser limpiados y con ello evitar problemas de tipo sanitario. Gran error, según los estudios que se mostraron, en todas las muestras tomadas los niveles de contaminación microbiológica eran mas elevados en los envases de plástico que en los de cartón, debido a que pese a la posibilidad de lavado estos eran insuficiente o incorrectamente lavados, llegando incluso a agravar el problema en estos procesos. Pero es que además, desde el punto de vista del riesgo de transferencia de la contaminación, esta es mayor también en los envases de plástico, siendo hasta tres días menor el tiempo que tarda esta en llegar hasta los productos que contienen respecto a los envases de cartón.

Comparativa desde el enfoque económico

A estas alturas pensába que si no eran los aspectos ambientales y tampoco los sanitarios los que hacían preferible el uso de los envases de cartón, sería la mayor rentabilidad económica la que conduce al uso de envases de plástico. Otro prejuicio derribado ¡¡y de qué manera!!. Seguro que algún titular en la prensa local han leido, porque fue lo poco que trascendió de esta jornada. Hasta en 57’2 millones de Euros se cifra el sobrecoste que supone usar envases de plástico frente a los envases de cartón, que llega a suponer en algunos productos 1’2 euros por kilogramo en cada caja comercializada. Una barbaridad que además no contempla otros costes ocultos en forma de pérdida de valor de marca de mercado por usar un envase uniforme.

A ese shock hay que añadir el hecho de que en la mesa de debate final se señalara que es una situación conocida desde 2009, sin avances desde entonces.

Un reto con fecha de caducidad: Envases para una Economía Circular

La solución fácil estaba servida: presionar a las grandes distribuidoras que exigen el uso de pool de envases de plástico para que permitan el uso de envases de cartón, pero es una solución sin apenas recorrido. El llamado Paquete de Medidas para la transición hacia un modelo de Economía Circular impulsado por la Unión Europea fija los objetivos en materia de reciclado de envases y depósito de residuos en vertedero para 2030 y permitir esas medidas con el consiguiente aumento del uso de envases de cartón, en su configuración actual, sería avanzar en la dirección contraria. Por tanto el sector agrícola de Almería se enfrenta a la necesidad de optimizar los envases desde la triple óptica sanitaria, ambiental y económica dentro del marco que supone la Economía Circular y los objetivos en materia de reciclado y generación de residuos no aprovechables, todo ello en una cuenta atrás que ya ha empezado.

Cuesta entender que estos datos estén sobre la mesa y sin embargo se dilate la toma de decisiones pero como ocurre con muchas otras cuestiones en relación a la sostenibilidad del sector agrícola en Almería: agua, emisiones de CO2, gestión de residuos, …, las particularidades derivadas del régimen de propiedad de la tierra y la agrupación para la venta del producto y su logística de distribución hacen que las responsabilidades estén muy distribuidas y cueste asumir compromisos si no se tiene la certeza de que cada parte va a asumir la responsabilidad que le corresponde, el dilema del gorrón o freerider tan común en las cuestiones de sostenibilidad, pero es que de otro modo, el resultado no llega. Ahora bien, si no se toman medidas al respecto: ¿los cambios necesarios, llegarán?

Juan José Amate
Ambientólogo Director de Sostenibilidad a Medida
Empresa social de constructoría de sostenibilidad

@sostamedida

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