El pasado mes de septiembre, de la mano de COAMBA, tuvimos la oportunidad de publicar un artículo sobre los invernaderos solares de Almería y la transición hacia modelos de economía circular en la que se encuentran inmersos. Forma parte de la difusión que hemos venido dando a la publicación «Cerrando ciclos en la agricultura intensiva bajo plástico: La Economía Circular aplicada a la agroindustria de Almería» que nuestro director, Juanjo Amate, publicó a través de la Diputación de Almeria a finales de 2020.  Podéis consultar esta publicación en este enlace.

Los invernaderos solares de Almería afrontan su transición hacia modelos de Economía Circular 

Juan Jose Amate Ruiz

Ambientólogo y Sociólogo · Director de Sostenibilidad a Medida. 

Uno de los grandes retos que afronta la humanidad en este siglo XXI es su capacidad para asegurar una alimentación suficiente y nutritiva en el año 2050, teniendo en cuenta que la población mundial va a seguir creciendo y, además, hay que frenar la actual degradación de  los recursos naturales ya de por sí escasos. 

No existen soluciones perfectas, pero uno de los modelos de producción alimentaria que se señalan como solución para resolver esta problemática es el modelo de producción agrícola intensiva bajo plástico de Almería. El origen de esta afirmación es el informe  «Actuar antes de que sea demasiado tarde: hacer que la agricultura sea verdaderamente sostenible en aras de la seguridad alimentaria en un clima cambiante«, elaborado para la Conferencia de la ONU sobre comercio y desarrollo que en 2013 reunió a más de 60 expertos internacionales que plantearon diferentes tesis para superar los modelos actuales de producción industrial, convencional y basada en el monocultivo extensivo de alimentos, con una gran dependencia de insumos externos como fertilizantes, productos agroquímicos y piensos concentrados y que apenas contribuyen al desarrollo regional. 

Si bien el modelo de agricultura intensiva bajo plástico desarrollado en Almería durante más de 50 años ha demostrado ser capaz de abastecer a Europa de hortalizas a la vez que crear riqueza y desarrollo en una de las zonas más deprimidas de España mediado el siglo XX y ser ejemplo en la eficiencia en el uso de recursos como el agua o el suelo, no es menos cierto que aún debe abordar diferentes aspectos para poder afirmar que se trata de un modelo sostenible desde un punto de vista ambiental, económico y social. 

En ese sentido, el Instituto de Estudios Almerienses publicó a finales de 2020 el estudio ”Cerrando ciclos en la agricultura intensiva bajo plástico. La Economia Circular aplicada a la agroindustria de Almería”. Esta publicación sirve como aproximación del modelo de Economía Circular a la agricultura intensiva bajo plástico de Almería y reúne además la visión que el sector tiene sobre la adopción de este modelo. 

¿Sostenible o Circular? 

Una de las primeras cuestiones que aborda el estudio es la diferenciación entre Sostenibilidad y Economía Circular.  Aunque a veces sostenible y circular  se usen como sinónimos a la hora de describir el compromiso por reducir su impacto en el entorno de un modelo, proyecto o empresa,  no estamos hablando de lo mismo. 

Economía Circular y Sostenibilidad

Por circular entendemos aquel sistema que adopta los principios de la Economia Circular,  un modelo económico que promueve el desarrollo desacoplado del consumo de materias primas. Su intención es “cerrar el círculo”, manteniendo el valor de los recursos materiales, productos o servicios durante el mayor tiempo posible, evitando los residuos. La sostenibilidad englobaría este enfoque circular como una forma de reducir el impacto ambiental generado. 

En el caso de la agricultura intensiva bajo plástico de Almería, su modelo de sostenibilidad está centrado en la ecoeficiencia en el consumo de recursos, reducido al mínimo y haber minimizado el impacto en forma de sustancias nocivas que emite al entorno. Sin embargo, esta eficiencia sólo mejora un modelo lineal, pero contribuye muy poco a la circularidad del mismo. Iniciativas como la Estrategia de la Granja a la Mesa, que forma parte del Pacto Verde Europeo, abogan por sistemas de producción alimentaria sostenibles y circulares. 

Romper con modelos de producción lineal

Como señalan desde la Ellen MacArthur Foundation, una entidad de referencia en materia de economía circular a nivel mundial, las industrias de bienes de consumo entre las que incluyo la agroindustria, parecen estar encerradas en un paradigma de producción lineal. El reto que abordan es salir de ese encierro y afrontar la transición hacia modelos circulares adoptando los cinco principios que esta entidad señala como básicos en la Economía Circular:

  • Diseño sin residuos. Las hortalizas que producen los invernaderos de Almería se califican como residuo cero por la ausencia de fitosanitarios y otras sustancias químicas. Aunque hay que avanzar hacia modos de producción sin residuos de ningún tipo, el reto está en los plásticos para cubiertas y envases y también en optimizar la fertilización para reducir la contaminación.  
  • Construir resiliencia a través de la diversidad. No sólo se trata de diversidad de cultivos, sino que el fomento de biodiversidad en las explotaciones agrícolas, que se ha revelado como forma más eficaz de lucha frente a plagas y enfermedades. 
  • Basado en energías renovables. Una de las señas de identidad de los llamados invernaderos solares de Almería es precisamente que la energía solar es su principal fuente de abastecimiento energético. 
  • Enfoque sistémico. Identificar y atender a los vínculos con otros sectores y entornos, por ejemplo los servicios ecosistémicos que permiten la recarga de acuíferos.  
  • El desperdicio es comida. Aprovechar la pérdida y el desperdicio alimentario para crear nutrientes, un campo de trabajo de la bioeconomía circular en Almería. Lo que requiere reducir la presencia de sustancias tóxicas que complican este aprovechamiento. 

Estudio aplicación economía circular invernaderos solares de Almería

Un sector comprometido e innovador

La opinión del sector se integra en el estudio a través de entrevistas realizadas a representantes de empresas, centros de investigación y conocimiento y otras entidades como grupos ecologistas o sindicatos. Todos ponen de relevancia la capacidad de innovación del sector y afirman que será capaz de abordar los cambios que suponen la transición hacia prácticas y procesos más circulares y sostenibles. Si bien creen que será algo que se logrará a medio plazo y necesita el apoyo externo, sobre todo en forma de conocimiento para identificar buenas prácticas, aunque creen que el apoyo en forma de recursos económicos también aceleraría esta transición. Una reflexión que me parece muy destacada es la que afirma que el sector “siempre ha innovado a base de músculo, pero en este caso (en referencia a la economía circular) va a tener que hacerlo a base de cerebro”

Fuente: Revista OTWO nº 26 Septiembre y COAMBA.

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